Líbrame, oh Jehová, del hombre malo; guárdame de hombres violentos, los cuales maquinan males en el corazón, cada día urden contiendas.
Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios.
Guárdame, oh Jehová, de manos de manos del impío; líbrame de hombres injuriosos, que han pensado transtornar mis pasos.
Me han escondido lazo y cuerda los soberbios; han tendido red junto a la senda; me han puesto lazos.
He dicho a Jehová: Dios mío eres tú; escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos.
Jehová Señor, potente salvador mío, Tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla.
No concedas, oh Jehová, al impío sus deseos; no saques adelante su pensamiento, para que no se ensoberbezca.
En cuanto a los que por todas partes me rodean, la maldad de sus propios labios cubrirá su cabeza.
Caerán sobre ellos brasas; serán echados en el fuego, en abismos profundos de donde no salgan.
El hombre deslenguado no será firme en la tierra; el mal cazará al hombre injusto para derribarle.
Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, y el derecho de los necesitados.
Ciertamente los justos alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia.
Salmo 140: 1-13
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